Escribiendo, en el Mirador


Ordenando , libretas, agendas y diversos papeles de los que voy escribiendo, en cualquier lugar, en cualquier momento, apareció este escrito, que deje sin pasar aquí, por que no encontré la foto justa, como siempre me gusta hacer.
El escrito dice así...
A veces un paisaje, un entorno, un lugar, un monumento, hace sentirte parte de él, y es algo que me suele pasar a mí.
Sentada en este mirador, de San Nicolás, mis retinas tiemblan ante la majestuosidad, del monumento que veo de frente y según ,cae la tarde se va transformando en otro color, en el color del atardecer, divina imagen para mis ojos temblorosos de placer.
Esa Alhambra, que siempre me hechiza, y ante su hechizo yo sucumbo.
Mirando a mi alrededor, hay gentes de diversos lugares, que también rinden sus miradas, ante ella, y la inmortalizan, en sus cámaras, para no olvidar ese recuerdo, ni esa tarde en Granada.
Las voces ,el jubilo, las exclamaciones, los piropos, todo es un conjunto único que aquí sentada vivo.
Se me escapa la mirada, ante los vendedores de la placita, con sus artesanías de cuero etc, y una chica embarazada, cosiendo a mano, chaquetas de divertidas formas, y alegres colores, casi todos ellos, forman una familia tipo ''hippie'' que se protege y se cuidan, una familia que a veces te da la vida, y no es para nada, a la que perteneces y a veces no te fallan.
Un chiquitin, que corre libre y descalzo, me regala una graciosa sonrisa, se acerca a mí y le acaricio sus divertidos rizos, y se acurruca a mi lado, para que siga acariciándolo.
-Me llamo Melo y tu?me pregunto con esa cara de libertad.
-Yo Inma, y me vuelve a regalar esa sonrisa de inocencia pura, que solo la niñez puede expresar.
-Vivo allí, me señalo una casa blanca, algo antigua y grande, que se veía con gran transito de ''hippies'' una casa compartida y que se veía feliz a pesar del descuido.
-¿Quieres ver mis juguetes? sin dar tiempo a contestar, volvió con algunos trozos de maderas, en forma de coches y trenes de fuertes colores, e ingenio varió.
-Sabes, cual es mi castillo?
-Lo miré, y a la vez a su dedo, que me señalaba la soberbia fortaleza roja.
De pronto sentí, un pequeño halo de envidia de ese niño, que crecía cerca de ella, creyendo ser su fiel guardián.
Divina niñez que le ha tocado vivir, así y allí, divina fantasía con la que crecer y maravillosas sonrisas, de aquel pequeño que no me parecía su guardián, sino mas bien un príncipe libre, de un palacio encantado, de embrujo soberbio y embriagador.
Dulce CARAMELO, que endulzó, aquel atardecer, cerca de mi anhelada y amada Alhambra.
Inma_Luna.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buenass! solo decir q me ha gustado mucho leer este escrito ya q describes muy bien las emociones de la gente, la inocencia de ese niño y de ti misma y bueno, q escritos como este son los q engrandecen tu blog!!.
JD.