Ojos ámbar.



Rumbo a casa aún, me retornaba algún que otro recuerdo de aquel episodio, y del miedo que quizás, todo lo que allí pasó, pudieran llegar a oídos, de mis padres.
Aunque iba acompañada, por esas amigas del café, que seguían con su retahíla de criticaciones a lo largo del camino, no podía evitar, los recuerdos que me llegaban sucesivamente de aquellos días de la infancia.
Y recordando, en esa especie de nube que se formó en mi pensamiento, me vino a ella, el niño de los ojos ámbar.
Como tenía vetada la entrada a la iglesia, (menos mal que era la casa del señor, y se supone que es de todos), yo esperaba a mis amigas a la salida de la pesadilla de la catequesis.
A veces allí, en los banquitos que rodeaban la plaza de la parroquia, había un chico de nuestra edad, no se veía que estaba descuidado, pero por mucho que preguntara por él, mis amigas no sabían, cosa que era verdad, por que solo aparecía los días que ellas recibían sus clases, por lo tanto no lo veían, y cuando preguntaba a alguna de las pocas mujeres que me hablaban, la contestación era...Shhh, niña meteté, en tus asuntos.
Yo me acercaba al niño, y le hablaba, pero siempre obtenía, la callada por respuesta, yo le achacabá que era demasiado tímido, sin saber claro que no era ese el motivo.
Le echaba una pelota a los pies y nada, no jugaba, ponía cartas al lado de donde estaba sentado y no las miraba siquiera, pero yo no desistía, quería ser su amiga, por que estaba convencida que era otro marginado, como yo.
Con el tiempo, y muy pocas veces solo obtenía un hola, que ya era mucho, y al menos conseguía verle, los ojos , jamás vi unos de tanta belleza.
Unos ojos color ámbar, que tenían una mirada triste, pero a los que se le notaban, que querían hablar solo con la mirada, pero nada, siempre agachaba la cabeza.
Un día se me ocurrió, comprarle un chupa chups, me senté a su lado puse a abrir el mio, y él de reojo miraba el que le dejé, a la altura de su mano.
Le dije...es para tí, te invito, esta buenisimo, es de chocolate, pero el no lo cogió, y yo allí, lo deje, me fuí hacia la esquina, y asomándome, como una experta espía, espereba que lo cogiera, y eso hizo.
Yo lo miraba desde mi posición de guardia, y por primera vez le ví sonreír, su sonrisa era tan guapa, como todo su ser, por que entre esos ojos ámbar, ese pelo color trigo, era el niño mas bonito que yo había visto.
Decidí esperar a mis amigas en otro sitio, y así como la que no quería, me asomaba para ver, que él me esperaba, aunque no me hablara.
Una vez que no me dio tiempo a merendar, por culpa los deberes, al ír a recoger a mis amigas, iba comiendome un bocadillo, por el camino, y al llegar al sitio de siempre, el sonrió, al ver que esta vez, si me sentaba a su lado, pero siempre cabizbajo, y note como miraba mi bocadillo.
Le dije, esta tan bueno, como el chupa chups de chocolate, ¿quieres un poco?.
Pero nada no respondió, y yo le di la mitad de ese preciado bocadillo de nocilla, poniéndoselo a la altura de la boca, y esta claro ¿quien se resiste al chocolate?.
Cuando acabé, empecé a hacer de las mias, contándole chistes y haciéndole bailes, vamos la loca en general, y el reía y reía, y por fin me hablo mas de dos palabras juntas.
Por favor para loca, que me vas hacer llorar de risa, a lo que yo dije...-Pues no paro, por que si lloras, con esos ojos de piedras preciosas, saldrán lágrimas, que yo me colgare en unos pendientes.
Me miro fija, y seriamente, y dijo, tengo que irme, gracias por todo.
Pasaron días, y días y ya no lo vi más.
Preguntaba por él y el silencio, o calla y no preguntes, era lo que obtenía.
Me daba pena sentarme en aquel banco, sin que estuviera, mi tesoro de niño, y a veces la que lloraba era yo, por que lo echaba de menos y creía que algo le pasó.
Pasaron tres años, y un día lo vi salir de la iglesia, estaba muy alto y cambiado y guapisimo, él al verme a mi disimuló, y se fue por otro lado, como esquivandome, creyó, que no lo reconocí, pero unos ojos así, eran difícil de olvidar.
Lo llamaba, pero no atendía, le pedía para por favor, y no paraba, hasta que viendo mi empeño y que sabia, que no lo dejaría, salio corriendo.
Para no volver a verlo, hasta meses mas tarde.
Recuerdo que una amiga, tenia que recoger no se que historia a la iglesia, y salio diciendo, Inma si vieras que guapo quien he visto, y yo le pregunte, ¿como es?, para que me contestara, el chico mas guapo del universo, yo ya sabia quien era.
En actividades que hacia la iglesia y a las que todas mis amiga se apuntaban, este chico siempre estaba, y como yo no entraba a esos salones de la parroquia y él lo sabia, hizo de ella su refugio.
Hasta que un día, salio por que hubo una fiesta, con un trozo de tarta de chocolate y se dirigió hacia a mi, para decirme...
-Hoy es mi cumpleaños, nunca he tenido una tarta, pero he pillado este pedacito de la fiesta y quisiera compartirlo contigo, por que sé que eres una amante del chocolate.
-A lo que yo le dije...
Esperame un momentito y fuí a mi casa, a coger una vela la primera que pille y salí corriendo.
La puse, la encendí lo mire y le cante cumpleaños feliz, y yo jamas ví una mirada tan preciosa, en mi corta vida, eran exactamente 14 años los que cumplía, los mismo que los mios.
Entre los dos, nos comimos la preciada tarta, entre risas, mmmm que rica y frases como...¿entramos y cogemos más?.
Me quité, una pulsera que llevaba de cuero, y se la puse en su muñeca, el estaba tan sorprendido, que no la retiró, como hacia antaño.
Un cumple, es un cumple si hay tarta, también hay regalos.
Y volvió a mirarme, con esos ojos maravillosos, que eran un regalo del cielo.
Empezó a balbucear y a decirme palabras tan rápidas que no entedia, quería decirme tantas cosas, que no podía, yo solo lo miraba, y empezó a llorar, para decirme.
-Nunca he dejado de verte, en todos estos años, estaba escondido dentro de la iglesia, y no quería hacerlo, pero no podía evitarlo y siempre a la misma hora yo te veía, como me buscabas.
Oía como preguntabas por mi, y cuando llorabas yo también lo hacia.
Eres la única persona, que me ha tratado bien en mis 14 años de vida, nunca te dije como me llamaba, por que eres muy lista, y si te llego a decir que me llamo Antonio y que vivía en la iglesia, hubieras deducido, que mi padre es el cura, y como yo no quería que me odiaras, por que sabia, todo lo que mi padre decía de ti, yo solo callaba, por que tu no te fueras de mi lado.
Te quiero, desde el primer día que te vi, aunque tuvieramos, 9 años, solo espero, que te des cuenta, que yo no soy como mi padre y me dejes de hablar, ni ser tan buena como has sido siempre conmigo.
Nunca olvidaré, esa frase, de que querías mis lágrimas para hacerte unos pendientes, yo te daré todas las que quieras, para que los tengas de diferentes formas, si cuando nos hagamos mayores, tu y yo, nos hiciéramos novios.
Perpleja estaba, tanta información de golpe, me saturo y era raro que yo callara, suelo ser un loro, pero así fué.
El se levanto y me dijo...
-Entiendo que, si no quieres hablarme, por lo que te hace mi padre, pero ojala, guardes todo lo que te he dicho y lo pienses.
Me miro, me dio un beso en la mejilla, y caminado despacio me dijo...
-Ha sido el mejor cumpleaños de mi vida, y se fue.
Sí, se fue para no volver, por que yo lo buscaba, lo esperaba, me colaba en la iglesia, buscándolo por los rincones y jamas lo volví a ver.
Nunca supé más de él, por más que preguntara, como antaño, para recibir las mismas respuestas.
Dícese, NINGUNA.
Un día espere al cura, en la puerta, me fui para él, y le pregunte por Antonio, no me respondio y ante mi insistencia dijo...
-No conozco a ningún niño, que se llame así, y cerro la puerta de tal portazo que un poco más y se cae la iglesia.
Quizás fue verdad, que se fué a vivir con una tía suya, como al tiempo oí, quizás se olvido de mí.
Pero lo que yo nunca olvidé, eran sus ojos, y que fue el primer chico, que me regalo un te quiero.
Respecto al padre, estaba tan afectada y enfadada, que desde ese día si que veo demonios, cuando veo a un cura, mas que nada, por que no predicaban con el ejemplo, no hacían su voto de castidad, de ser así, ¿como existía mi niño ámbar?
Lo peor de todo y que aprendí a ver, es que quien mas daño te hace y mas te margina, tiene que callar y callar y callar y callar......

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