Soledad.(capitulo ocho).

Hundida, no veía salida al dolor, sin ganas de comer, de dormir, de vivir, en ese estado deplorable, me dejo el amor.

Haber amado tanto, con todas mis ganas, mis fuerzas, mi ser, solo sirvió para darme cuenta, que para mí sentir, era lo más grande, pero no para todas las personas, significa lo mismo. Ni nada es igual o parecido, por mucho que te digan, que si

Nada me consolaba, nada, ni un libro, ni una película, ni una charla, ni un paseo, nada, ni el soplo del viento, que me abrazada en mi silencio.

Ni las olas del mar, al que me escapa con ganas de sumergirme en el y que las aguas, me llevaran donde quisieran.

Me quedaba, hasta altas horas en la noche, observando las estrellas para ver si alguna caía, y pedirle ese deseo, que no era otro, que el volviera.

Cerraba los ojos en la arena, en mi cama, en el coche, en el día y en la noche, con ese pensamiento, que Lukas apareciera, y esperaba y esperaba...

Nunca volvió, nunca, y yo en mi dolor, en mi ahogo, en la presión de mi corazón, lo buscaba, lo necesitaba a pesar de todo, y cuando tenía la suerte que se dignara siquiera a cogerme el teléfono, ahí estaba frió, seco, borde y lo peor, distante.

Distancia que solo el puso, que me helaba, que me destrozaba. Esa frialdad que ahora me daba me mataba, y solo pensaba, que esa persona con la que compartí lo que con nadie ahora, me petrificaba el corazón, la sangre se me paraba, y el deseo de que volviera se esfumaba.

A veces me rebajaba a él, perdí hasta el orgullo, para sentir su altanería desconocida, y un ego subido que no reconocía, como se elevaba cuando escuchaba mis llantos desesperados.

Pero recordaba... que quien bien te quiere, te hará llorar, y solo esperaba que volviera a ser lo que esa persona fue, dulce y amorosa, y no un frió iceberg.

Mi cabeza, a veces sin querer, parecía que fabricara humo de tanto pensar, y en ello lloraba al recordarlo y solo quitaba ese pensamiento, cuando veía que yo pagaba, lo que otras le hicieron a él.

No me arrepiento, jamás lo haré, de haberlo amado, a pesar de lo que sufrí, ni lo que dí y perdí.

Porque cuando alguien ama, no puede remediarlo y el sentimiento que me nació, no podía controlarlo.

Solo me arrepiento, de haberle suplicado, compasión por mi hasta, de escucharme, de rogarle incluso, solo para ver que se reía, y que hasta disfrutaba.
Fue egoísta; un día, decidió ya no quererme, si es que alguna vez me quiso, y me tiro a la basura como quien tira, algún trasto viejo, o inservible.

Yo Soledad, sola conmigo y nadie más.

Continuara...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buenass soledad, según leo a pesar d q tu diste todo por el y q creias q el amor era correspondido al final descubriste q no era asi y lo malo es q se aparto de ti de forma cruel e hiriendote en lo mas profundo de tu ser... en principio ese xico no se merece tus llantos, tus noches sin dormir pensando en el etc, porq tu no tuviste ninguna culpa de q el se marchara pero como tu dices: "cuando alguien ama no puede remediar ese sentimiento", asi q intenta recordar los momentos buenos q tuviste con el y lo q aprendiste y no sufras mas porq como tu bien sabes, aunq haya habido un mal ayer seguro q habra un mejor mañana!.
JD.