Soledad (capitulo nueve).

Creemos ser dueños del universo, reyes del mambo y hasta del tiempo.
Pero es el tiempo, el que es el jefe de todo, y solo el decide como y cuando.
Cuando estamos abatidos, por el dolor del desamor, solo queremos que el mencionado tiempo pase, que se lleve la negrura y que nos traiga solo cura.
Aunque tu pensamiento único, sea que no vas a salir de la situación, o que mueres por amor y que el abandono no se ira jamas...ahí, esta el tiempo, con su dominio y poder.
En el susurro del viento oí...basta ya, levanta y vive.
Eso hice vivir, y sobre todo dejar ese ahogo, para vivir a mi manera, aunque el desamor me sirvió de escarmiento, solo volví a ser lo que fui, fiel a mis valores, a mis estatutos creados, con el lema de no hacer, lo que no quieran que te hagan.
Volví a ver días de sol, y no tan nublados, noches de lunas claras y no oscuras, a sentir el frió, el calor, a oler la primavera y aprender a vivir, sin estar a su vera.
Se fue el fantasma de Lukas, ese que tanto me marco, volví a ver a chicos, por que en mi fidelidad, aunque ya no estuviera con el, le seguía respetando, pero chico guapo que veía , en mi libertad y en mi nueva vida, hasta me paraba, para observalo.
Me libre de la pesadilla, de su pensamiento.
Ya no sentía envidia de ver el vuelo de los pajaros, no envidiaba sus alas, por que recordaba que tener alas, como aquella vez, solo servía para que la caída fuera mas fuerte, y que para no sufrir por un mal amor o equivocado, lo mejor es pisar tierra firme, con pasos solo por ti dados.
Todo volvió a tener su valor, y ver lo que estaba perdiendo, por seguir pagando condena en aquella celda de la amargura, donde el Lukas me dejo.
Si soy Soledad, pero no por ello dejare de ver, las estrellas brillar.

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