ASHAALI(CAPITULO OCHO).


A pesar de la niñez de Kanira, sabia que era una oportunidad la única que podía tener, y se sintió feliz, saber que dormía cerca de flores y ante un amor de protección como el de Arundhati, era para ella su destino cumplido , sin imaginar lo que le estaba por llegar.

Se ocupaba de la casa, casa que era un pequeño cuartucho, sin ventilacion, donde al fondo existía una pequeña cocina con pocos cacharros pero los suficientes para lo que necesitaban.

Una vieja mesa y una silla era todo el mobiliario que tenia, mobiliario heredaro de poco valor y pero de un amplio valor sentimental, de un extremo de la pared a otra puso una cuerda donde colgaba una manta que separaba la fría y oscura ''habitación'' del resto de la casa.

Cada noche extendían sus miseras esterillas y acompañadas de una pobre luz de una lampara de aceite, sabían que eso a su alrededor era como el mejor palacio, para Kanira cerrar los ojos bajo el frió techo con la compañía de la bondadosa anciana, la frialdad de su destino la calentaba con los latidos de su corazón.

Levantarse temprano, para arreglar la casa, encender el fuego para preparar los bhakri y el te, y preparar todo para ayudar a lavar Arundhati, para luego preparar todas y cada una de las flores que la vida le puso en el camino, era la felicidad que ella nunca pensó en tener.

A veces en su pequeñito rinconcito y sin que la anciana la escuchara lloraba por su madre, pero nunca pensaba en volver a su casa, creía que se porto mal y por ello fue abandonada.

Pensaba que si su ayee, viera lo que se convirtió ese gran futuro por la que la caso, se sentiría tan desgraciada, como ella en aquel escalón o el día de su paso de niña a mujer.

Y ante la idea de hacer sufrir a su ayee, y que nunca abandonaria ha Arundhati , por que nunca nadie se porto mejor con ella y menos nadie que no fuera de su familia, sus lágrimas se paraban, pensaba que el amor de la anciana era un regalo por lo sufrido.

Siempre contentaba ha Arundhati, con una graciosa sonrisa, un abrazo cálido, o una responsabilidad mayor, que su propia edad, sin saber que para Arundhati, ella no era su regalo, sino su mayor tesoro.

Para Arundhati, pensar que no moriría sola, y el amor que Kanira le daba, hacia que el camino ultimo de sus días, fuera el camino de la felicidad en toda su esencia.

Que sorpresa se llevo la anciana cuando un día dejo sola a la niña en el negocio, para visitar a una amiga, que vivía tan sola como ella antes y a la que no podía ver, y para cuando volvió había vendido gran parte de las flores, ese día, ante tanta alegría, nunca imaginada por Arundhati, de poder hacer algo mas en su vida y las ganancias obtenidas, que le dijo a Kanira vamos recogeremos pronto, hoy es nuestro día.

Fueron aun templo, le llevaron flores y cuando la anciana encendió incienso, ante el aroma que desprendía, sus lágrimas de agradecimiento ante ese dios por ponerle a la niña en su camino, fueron tan extraña, por que jamas sabia lo que era llorar de alegría.

Al volver a casa Arundhati, quería compensar a Kanira, y le dijo esta noche no cocinaras, comeremos fuera, y se dieron el lujo de comprar comida en los puestos ambulantes, y premio a la niña con un dulce, la niña ante el sabor que jamas probo, le regalo a la anciana un beso tan dulce, como el dulce que degustaba.La anciana rebosaba de gozo.
LA SEMILLA DE ASHAALI YA CRECÍA PARA KANIRA.
continuara...
continuara...

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