A veces, no es necesario necesitar recordar, para que tu memoria funcione sola y tire de aquello que te hizo feliz, de lo que te hizo aprender, de lo que dolió aquella vez.
De acordarte de quien fue tan querido en tu vida, o de las decepciones sufridas.
Es el aprender, de esto del vivir.
Un amigo que siempre busca y comparte fotos preciosas y diferentes, me dijo:
¿Lunita mira te gusta?.
La verdad que ni contestar pude.
Tantos recuerdos brotaron al verlas, que me vi siendo niña, en aquella estrecha fría habitación de techos altos, paredes impolutas y de amplio ventanal del que yo andaba enamorada de su alfeizar.
Aquella instancia , era la que mí Tía modista, por obligación pero entregada con pasión, diseñaba, media , cortaba, sobrehilada, corregida y cosía, diferentes telas, que a mi me fascinaba ver en aquel rincón en el que me acomodaba, donde por ratos ella era la encargada de cuidarme, mientras mi madre se ocupaba de otros quehaceres.
Si estaba quieta y sin hacer el suficiente ruido, ella me dejaba acercarme a aquella figura enorme de plata que tenia en la mesa , que a mi junto a los apilados retales y cajas de bobinas y botones, se me pasaban las horas como minutos.
La figura que reinaba la mesa, era un Don Quijote montado en su Rocinante, lanza en mano y su fiel escudero Sancho, en su burro Rucio, a su lado, en su pedestal de preciosa y olorosa madera.
Mi Tía, lo lucia orgullosa, fue un premio que gano con uno de sus diseños en aquellos años, en que no todo era valorado y mucho menos, el trabajo de una mujer de un simple barrio obrero.
Solo las clientas eran las que tenían el privilegio de entrar en esa pieza de su humilde casa, a probarse ajustarse o recoger sus vestidos y demás encargos.
Clientas de todo tipo y condición, algunas con su poderío ese que solo da el dinero y no la clase, siempre estiradas y sin dar un saludo o un buenas tardes, eran las mas exigentes y su dinero era la llave o eso creían de tener el derecho de humillar si fuese necesario, y si nó también.
Otras con menos dinero , pero con mas empatia, gracia y simpatia, te regalan sonrisas, caramelos y hasta pedian las cosas por favor, e incluso daban las gracias.
Cuanto no aprendí yo, de la condición humana desde tan pequeña.
Pero lo que mas me fascinaba de aquel universo de tejidos coloridos , y melodía del pedal de la maquina, eran las laminas que colgaban de la pared, que para nada eran de vestidos o señoras bien vestidas.
Laminas que a quien las mirarán transportaban a aquel lugar, donde en aquellos tiempos era muy difícil viajar. Y solo con imaginar una ya era feliz.
Laminas con dibujos como los que Antonio me preguntó si me gustaban.
Y que me hizo viajar al pasado escondido de la memoria, justo en el momento...anhelado.
Mi Tía, lo lucia orgullosa, fue un premio que gano con uno de sus diseños en aquellos años, en que no todo era valorado y mucho menos, el trabajo de una mujer de un simple barrio obrero.
Solo las clientas eran las que tenían el privilegio de entrar en esa pieza de su humilde casa, a probarse ajustarse o recoger sus vestidos y demás encargos.
Clientas de todo tipo y condición, algunas con su poderío ese que solo da el dinero y no la clase, siempre estiradas y sin dar un saludo o un buenas tardes, eran las mas exigentes y su dinero era la llave o eso creían de tener el derecho de humillar si fuese necesario, y si nó también.
Otras con menos dinero , pero con mas empatia, gracia y simpatia, te regalan sonrisas, caramelos y hasta pedian las cosas por favor, e incluso daban las gracias.
Cuanto no aprendí yo, de la condición humana desde tan pequeña.
Pero lo que mas me fascinaba de aquel universo de tejidos coloridos , y melodía del pedal de la maquina, eran las laminas que colgaban de la pared, que para nada eran de vestidos o señoras bien vestidas.
Laminas que a quien las mirarán transportaban a aquel lugar, donde en aquellos tiempos era muy difícil viajar. Y solo con imaginar una ya era feliz.
Laminas con dibujos como los que Antonio me preguntó si me gustaban.
Y que me hizo viajar al pasado escondido de la memoria, justo en el momento...anhelado.
22 comentarios:
Preciosas Láminas.
Con bonitos vestidos.
manolo.
.
Bellas láminas en recuerdo de tu tía modista!
Muchos besos
Muy lindas las laminas y entrañables tus recuerdos, hay cosas de la infancia que se quedan por siempre con nosotros y hay que airearlas de vez en cuando para no perder la identidad. Saltos y brincos
Me fascina la jarapa retalera que has tejido con este relato. Me has emocionado y es bonito emocionarse con un texto tan sencillo como sincero. Tan auténtico como lo que describes. Un abrazo, amiga.
Encantadoras imágenes que te transportaron a este mundo que viviste siendo niña.
Feliz finde
Besos de las dos
Preciosas láminas y precioso relato
besos
Realmente las láminas son bellas, y tus recuerdos las hacen mas valiosas.
besos
Un recuerdo muy bonito de tu infancia y tu tía modista. Las láminas que te transportan son preciosas.
besos!! helena
A veces un olor me hace viajar al pasado, una palabra dicha en una canción oída al paso, tantas cosas me hacen volver a ver a gente querida que ya partió. Es en esos momentos en que siento que no han partido, que están presentes porque siempre están en mis recuerdos.
Las láminas son tan preciosas como fueron las experiencias para comprender el mundo que te rodeaba. Un abrazo. Franziska
Hola Inma_Luna!!!!!!!
Los grabados son preciosos de verdad, te dejas llevar por la imaginación a un mundo de ensueño y tu historia, me ha gustado mucho, es increíble como los recuerdos vuelven activados,a veces, por pequeños detalles y así te has encontrado, feliz de nuevo, junto a tu tía, viéndola trabajar y recordando tantos momentos vividos allí. Se aprende mucho observando, los niños se empapan de todo.
Me alegra leerte de nuevo.
Un beso y abrazo enorrrrrme, con todo mi cariño!!!!!!!!
Hola, vengo a devolverte tu cariñosa visita a mi blog.
Ha sido un placer visitar tu rincón y leer tus bellos escritos.
Besos.
¡Precioso!. Vuelvo a sentirme identificada.Las láminas son un privilegio y una maravilla.
Millones de besos.
María
A veces ocurre, nos sirven en bandeja nuestro pasado adorado y añorado.
Besisss
Preciosas en verdad las láminas,Inma.
Y muy interansate ese relato, vivo retrato de días de infancia, que bellos son los recuerdos cuando lo que a ellos acude es felicidad.
Me ha encantado leerte, pasaré a ver tus fotos y daré un repaso ya que no entro muy seguido.
Un gran abrazo.
Ambar
Cuando uno se transporta a esas épocas no sabemos si todos los recuerdos son tan fieles, pero es bueno valorar y rememorar las cosas queridas, Inma, precioso relato, un abrazo!
Preciosas láminas y muy entrañables y emotivos recuerdos.
Muy hermoso relato.
Besos grandes
¡Maravillosas, Inma! Como tu bonito relato emocionado de tu tía y su pequeño taller.
Besos mil de las dos
J&Y
Qué bonitas imágenes, Inma, realmente transportan a otro universo. Y me alegro mucho que te hayan despertado tan gratos recuerdos. Recuerdo visitar algún taller de costura, siendo yo niño y de la mano de mi madre, y la verdad es que el recuerdo más fuerte que tengo es el del olor de las telas nuevas, y también eran sitios muy luminosos y alegres, donde siempre estaba la radio puesta. Bueno, parece que también se me han despertado los recuerdos a mí,... jeje. Es el fluir de la energía. Besotes, Inma.
Muchísimoooooooooooooooooooooooo!!!!! y las letras también....besos preciosa :*
Preciosas,
Y no menos bella la forma en la que tú no lo narras.
Se notan que fueron momentos en los que aprendiste, descubriste y disfrutaste... Sobre todo observaste, y resultaron ser un pilar importante en lo que hoy eres.
Un abraz✴
Sin duda unas imágenes que por la sutil belleza que trasmiten descarguen sentimientos guardados.
Un abrazo.
Publicar un comentario