La mujer del parque.

No hace mucho, a la hora de la fresquita, como se dice en mi tierra, cuando va cayendo la noche y se puede salir a pasear después de las calurosisimas tardes de este verano, vi a una mujer algo mayor, sentada en un banco del parque, por el que yo pasaba.

Tenia en sus manos un papel antiguo, o lo mismo no lo era tanto, pero si es cierto que tenia un color algo amarillento, como pasado por el años.

Ella lo acercaba,  a su vista, le costaba leer, pero lo hacia con parsimonia, como un rito, como buscando en el, lo que necesitaba, y alargando el momento de lo que buscaba, ya que a veces acariciaba el papel.

Aminore mis pasos, era bella la imagen que veía.

No se por qué, aquel papel me hizo pensar que era una carta de amor.

Acerté cuando a los minutos, besaba el papel lo doblaba ceremonialmente y lo ponía al lado de su corazón.

Era una carta de amor, lo sabia.

Yo que sueño mas despierta que dormida, enseguida ante ese momento que viví, imagine, que era uno de esos amores antiguos, que eran mas valorados de los que hoy existen.

Un amor de esos que se le dan el valor ,que solo los corazones enamorados de verdad pueden sentir.

Esto del amor es tan difícil...

Seguí caminando, y aunque observaba el alrededor,(la verdad es que iba buscando la luna, intento no acostarme ningún día sin verla), e iba saludando a quienes me encontraba, mi cabeza llevaba un único pensamiento, aunque no lo quisiera.

Tal vez, tardé mas en ese paseo, para no volver a casa y buscar, lo que mi razón quería y mi corazón negaba.

Siempre digo que somos maquinas y a veces sin control, ya que me sorprendo a mi misma, viéndome hacer, lo contrario a lo que quiero.

Sí, busque mis cartas de amor.

Sin querer.

Pero las busqué, leí, releí, me embriagaron, emocione y como no...lloré.

Lloré por que fueron tan llenas de mentiras.

Yo no tengo cartas de amor, que se vayan a amarillear con el tiempo.

Ni el sentimiento correspondido de quien me las escribió.

No me haré mayor, y me sentaré, en un parque a acariciarlas en las noches de verano.

Ni en los días de invierno.

Cartas de amor, que son recuerdos de lo sentido, y que a veces son heridas sin cicatrizar cuando las abres.

Cartas de amor, que yo si envié, que  no tuvieron respuestas, a pesar que el sello con el que fueron enviadas, era el del corazón,  el sobre el alma, el papel mi vida y las letras mi sangre.

Cartas de sentimientos, que se los llevo el viento, sin el mas mínimo intento de ser leídas como se merecían.

Cartas de amor, que a pesar de todo, guardaré, y con el tiempo supongo que olvidaré.

Inma_Luna