Barco.


No hace mucho hable con un hombre, que había sido marino durante dieciséis años en su vida, dejo la mar por amor, y el destino se lo quitó.
Al preguntarle si era cierto aquello de que un marinero siempre echa de menos la mar, no dudó en contestar que siempre, y que siempre lo echará.
Mirándole a los ojos esperando su contestación, vi que tenia aun restos de océanos en sus ojos, en su alma.
Pienso que la mar te da una especial calma, y un amor solo entendible, si lo vives.
Intentando relajarme busqué en mi mente algo que me ayudara a ello, y me vino la paz que encuentro cada vez que observo  y me envuelvo en la mar.
Cierro los ojos, e imagino, que soy marinera y que me acerco a tu vera, en este barco llamado palabra. Palabra que te escribo, para que a la vez estés a la mía.
Surcando océanos divinos juntos, con su paz, su tempestad, su calma, su poder.
Con ansias de convertirme en esa agua que nos inunda, para que tu al verla me vea reflejada en tus ojos, en tu ser, en tu alma.
Este barco llamado palabra, palabra que no siempre te puedo decir, por eso hoy decidí escribir.
Navego, entre sueños, buscando letras, con este desasosiego que me penetra, queriendo encontrar la justa que no disgusta, ya que te convertiste en ese horizonte lejano, que puedo ver, pero no tocar, y ni mucho meno llegar.
Dejandome en el abismo, sin un atismo, de poder tenerte, un abismo de pena y muerte,como en lo que se convirtió nuestro amor.
Y en la negrura del pensamiento, como la mar en la noche, cuando sus aguas se tiñen de oscuridad, siento de nuevo, esa pesadumbre que se me hace costumbre, al ver que la realidad no es otra, que tu no me quisistes, como creías querer, ya que el amor si es grande nada lo empequeñece, ni la adversidad, ni el destino.
Ahora zarpando en este viaje, sola sin maletas, ni embalajes, en este barco llamado palabra, no encontré mejor manera de llamarlo, ya que repleto está de lo que mi corazón no cesa de aflorar,aunque la mayoría de ellas se vayan a flotar, en la inmensidad del vacío.
Un viaje sin regreso, sin exceso, sin el peso de lo que para ti me convertí.
Un éxodo duro sin peaje, aguantando el olaje de lo que me quieras dar, como un mendigo que recoge migas para aliviar el hambre.
Es grande la odisea en este barco lleno de lo que no quieres, ignorarme prefieres,  lo que fue un recorrido juntos, ahora es un camino sin fin.
¿Sera la ya la hora de un adiós sin conclusión,?¿sera lo mejor dejarte partir? sera preferible amarte en el silencio?.
Quizás mi barco llamado palabra, nunca te encuentre en el horizonte, ni en ningún lugar, solo por que de verdad en ningún sitio tuyo nunca estuve.

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