En la alacena


Sobre ilusiones, fe, creencias, cosas del más allá o del más acá, o simplemente temas que por no entender dejamos, se sabe y sabrá, que no hay nada demostrado.
A mi entender y por lo que siento solo sé, lo que el amor me ha enseñado.
Ciertos momentos de dolor, sin ninguna clase de dosis para aliviarlo, ni curas, ni palabras, ni consejos, nada.
Pero también me ha enseñado, que cuando lo encuentras, lo sientes y padeces, cuando el AMOR, verdadero llega, JAMAS se va.
Como siempre leí, todo lo que a mi manos caía, un día, un viejo libro de una alacena (que es una especie de hueco en la pared, de las casas de pueblo), en la cual hacia limpieza, ordenada y guiada por mi estricta tía, al pararme ante la curiosidad, de aquel libro envejecido, olvidado y descuidado, que llamo tanto mi atención y curiosidad, y que sutilmente, aparté y escondí, para nunca arrepentirme, de lo que en aquel libro descubrí.
Recuerdo como si fuera ahora, escondida, como quien cometía un delito, (ya que oía, que en aquel hueco solo había''cachivaches''inútiles), la emoción que embriago mi corazón, la extenuación que me producía, sentirme una ladrona o una irresponsable, que era la palabra que mi tía me regalaba, cuando no la obedecía.
Pero esa sensación, se quedó grabada en mi tanto, como lo que ha continuación leí.
Oía voces llamándome, buscándome, yo era ''forastera'' en aquel pueblo, por lo tanto era buscada, sentían curiosidad por mi, y eso hacia que siempre, estuvieran pendiente de mi, y a veces eso me consternaba, yo que siempre he sido y seré muy celosa, de mi intimidad y de mi espacio, solo oía, esos gritos de diferentes voces, tanto de mayores, como de pequeñas.
Cierro los ojos y aun parece que oigo...INMACULADAAA, INMACULADA..donde te has metidooo?.
INMACULADAAA, INMACULADA pequeña forastera donde andas, por Dios bendito.
Y yo metida, en aquel ''soberao'' que es la parte de arriba de la casa de los pueblos antiguos, que utilizaban, para meter sus aperos, y hasta la chacinas para curarse, cuando hacían la matanza.
Armada con una linterna y con mi corazón a mil, abrí ese libro, que aun los años que han pasado, ni puedo, ni quiero olvidar.
En aquellas amarillentas páginas, con olor a humedad, con la curiosidad, y los gritos de mi búsqueda, me sumergí, pasando el tiempo en una especie de conmoción, donde la emoción flotaba a cada instante.
Dicen que hay libros que te marcan un destino, otros la vida, y otros el futuro, desde luego aquel, a mí lo que me marcó, fue la parte exacta de un corazón sentimental, y la creencia exacta, de lo que decía, que no era otra cosa que:
El mito que se difunde sobre la media naranja cuenta que en que el principio de los tiempos, antes de Adán y Eva, existió un primer ser que poseía ambos sexos. El mito lo representa como el primer Adán: era un andrógino o hermafrodita, tenía al mismo tiempo la esencia femenina y la masculina, pero su evolución espiritual y personal era muy lenta. Por eso la leyenda narra que Dios separó el cuerpo en dos sexos y el alma en dos, manteniendo un solo espíritu que siempre anhelarían unirse, pero que evolucionaría individualmente. De esta forma, las dos partes podrían interactuar con otros seres de diferentes sexos hasta encontrar su otra mitad o alma gemela. El mito afirma que cuando se unen estas dos personas sentirán una comunión interna intensa y total.
Soñé, ese día que lo leí, soñé en días que sucedían.
Para simplemente un día en realidad y despierta, y cuando menos lo esperaba, esa media naranja apareció, me enamoró y mi corazón culminó.
No era una leyenda lo que aquel libro me contó, para mí, me enseño, a que todo lo que el corazón, sienta, para que el alma viva contenta, y tu espíritu goce, no tiene ningún tipo de comparación, ni ilógicas, ni reales,
Sentir es VIVIR.
Inma-Luna.

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