SOLEDAD.


Siempre me tuve por una chica de mis tiempos, aunque para algunas cosas o temas fuera algo diferente, he incluso para otras personas, algo anticuada.
Me llamo, Soledad, y no se si cuando eligieron ese nombre mis padres, sabían que llamarme así, podría marcar el rumbo de mi vida y hasta de mi destino.
Como cualquier persona de una familia, normal, es decir , sin grandes fortunas, fui creciendo, en un mundo, como mi propio nombre indica, y pasando por etapas, como todo ser humano.
La escuela para mi, era un tormento, y no era por no querer ir, sino por que me sentía encerrada en esas cuatros paredes, donde tenia que cumplir normas que no quería, sin que ello hiciera que perdiera el respeto, me encerraba en pensamientos, y en deseos de cambiar mi condicionado nombre, por el que deseaba tener,LIBERTAD, o LUNA, por que siempre vivía en ella, o decían que siempre estaba allí.
Y mas me frustraba, cuando queriendome llamar LUNA, mi madre con saña y don de pupas, me llamaba con método abreviado, e hiriente...ayyy cuando me llamabaaaa SOLLLL...ayyyy....
Pero solo eran sueños, y pensamientos de adolescente, y para ello, me cree esta frase, que llevaba como lema, ante caídas y malos momentos de la vida, aunque con esas edades, vale si, que eran importantes las frustraciones, pero hay crecerrr, para verrr. Dicha frase que me escribía en el antebrazo, con el típico bolígrafo azul, que yo lo consideraba , boli de la suerte, que utilizaba para los examenes, para al final ver, que la magia que desprendía, se iba al obtener las notas de susodichos y nada bien e injustos examenes.
Con el me escribía, en mi brazito que después escondía, sin suerte alguna claro, para que mi madre no me dijera...quitate esooo, que pareces un legionario, y frase en la que yo me esmeraba e incluso decoraba con un dibujito, era...
''El destino de mi propia libertad, solo tiene el limite de mis pensamientos''.
Y ahí veía mi frase, dibujada en el lienzo de mi piel, con tinta tan efímera, como lo que me duraba escrita, ante los gritos que oía desde la cocina, en tono amenazante dee.... ooo te quitas inmediatamente, esa porquería del brazo, o te pego un guantazo, que no lo olvidas.
Y mientras lloriqueando, al camino del destino del baño, pensaba que injusta era mi madre, por unas pobres letras, y que artista era en sus amenazas, como pareaba, mi pintado brazo, con guantazo. Y yo ahí mientras que la espuma del jabón iba borrando mi obra literaria, me despedia de mi frase con un adiós, cortito, por que al día siguiente, con la magia de mi bic, y antes de las horas de las amenazas maternas, volvería a aparecer, en su máximo esplendor y con tinta nuevecitaaa y mas azulitaaa...

continuara...

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