Paseando.I

Hoy a una hora muy temprana decidí salir a pasear, en la tranquilidad de las calles en Domingo.
Buscando la frescura del día, y así fué  a pocos pasos de salir por la puerta, ya noté
 como me abrazaba, divina sensancion, después de una calurosa noche de agosto.
Sin rumbo exacto, ni idea de donde ir, mis pasos me llevaban por un camino conocido, pasé  por un parque sin ruido, en descanso, disfrutando del relente, hasta los arboles parecían diferentes.
De pronto mi vista sin permiso ninguno, se posó en una pintada gamberra en una fachada limpia.
Pintada que decía algo, que no sabia que marcaría gran parte de ese día, que me amaneció puro, como el aire que respiraba.
Decía así:
''En tiempos de crisis apelar al sentir, es cosa de cobardes y mediocres''.
La verdad me enfado mucho la frasecita, y seguí mi camino respirando profundo, no quería reflexionar aquella sin razón, de alguien que no sabia lo que decía.
En mi paseo  tempranero, me gusto ver a un anciano que  caminaba a sus anchas sabiendo que no tenia que sortear sus pasos ante el bullicio y se sentía dueño de todo el acerado, al pasar  por su altura le salude con un buenos días, y el extrañado me miro, como queriendo reconocerme cosa imposible.
Respondió vaya usted con Dios,(vaya), y le oí decir en tono bajo, ''hace tiempo que ninguna persona desconocida, por educacion me desea buenos dias''.Se giro para mirarme contento.
Seguí contenta no sé por qué, parecía de esos días que disfrutas con un nada.
Alguien de improvisto, montaba un puesto de frutas, mi atención se fue a la colorida forma de los tomates de verano, las cajas repletas de melones, y unos anaranjados melocotones que su olor me abrieron al apetito.
Me dirigí a unas de las cafeterías,de las que suelo visitar, esta es una de las de invierno, pero era de las pocas que estaban abiertas.
Me senté al lado de ventanal, pedí mi café, mientras observaba el mercadillo que frente había, ya empezaba el ruido , el transito el bullicio...
Cuando el camarero me dijo señorita esta vez no me pidió el vaso de agua, pero igual se lo he traído junto al café.
Le di las gracias, y se quedo observandome, como queriendo decir algo, a lo que lo volví a mirar   y se tomo la licencia de preguntarme:
¿Señorita es usted escritora?.
Esperaba mi respuesta con especial curiosidad.
No señor, no lo soy.
Es que siempre que la veo, usted esta escribiendo y cuando no trae su portátil o su libreta, usa mis servilletas y no es que me importe, pero yo creo que sí es usted una escritora.
Una gran satisfacción recorrió mi cuerpo, alguien me veía como lo que siempre soñé ser.
Le contesté de nuevo que tenia un blog, y que escribía no para grandes masas, pero si para una pequeña selectas personas que siguen lo que hago.
A lo que me volvió a preguntar:
¿Alguna vez escribió algo bonito en esta cafetería?.
Respondí que no, pero  en un acto reflejo, mi boca dijo que en breve lo haría.
El contentisimo de su reino del café, me dijo para lo que deseé solo tiene que avisarme, y dio la vuelta sobre sus baldosas limpias, pose estirada portando su bonita bandeja, sintiéndose, ser el rey del momento, me volvió a mirar y me sonrió, con una sonrisa de quien orgulloso esta de lo que tiene.
Tome el café tranquilamente, y sin darme cuenta estaba escribiendo en las servilletas palabras sueltas.
Salí de allí con un ligero, hasta otro día, me encamine al mercadillo, cosa que me sorprendió siempre huyo del gentío, pero era digno de ver el colorido de las ropas, frutas, zapatos y antiguedades que esperanban su lenta venta.
De nuevo mi mirada curiosa se paró, en un puesto de pulseras, anillos y cosas varias hechas con alambres de colores( cuando mi amigo Ramón lea esto dirá, es que todo lo hippie te tira), y admiraba todo el trabajo que la negra manta exponía.

Observe a la chica que alicates en mano y alambre hacia aquellas maravillas,  y me detuve en su rostro, estaba concentrada en lo que hacia,y una vez terminado el trabajo fue a la  mencionada manta y puso su ultima ''joya'' en medio, y una gran sonrisa invadió su cara.
Una sonrisa de satisfacción, y quizás de algo mas, busque con mis ojos lo que hizo y era una pulsera con un enorme corazón rojo precioso, y entendí que esa forma de haberlo trabajado era por que sentía lo que estaba haciendo.
La mire y le dije es preciosa, felicidades por lo que haces y ella entre sorpresa y satifaccion me respondió con un gracias, y otra esplendida sonrisa.
Siguiendo  mi paseo, una nena que venia de frente, me regalo la sonrisa mas bonita que he visto en años.
Yo le respondí con otra, la suya fue una sonrisa fresca  e inocente, la  mía de agradecida.
Al pasar cerca la nena me dijo un adiós con cierta gracia, a lo que le conteste adiós bonita y su madre me dijo gracias por contestarla, y verla  igual como a las demás,( la nena tenia  síndrome de down), y me regalo otra sonrisa de lo que parecía, que era mi día de recibirlas,  de nada conteste yo.
Continuara...




No hay comentarios: